Pensando en algunas piezas nuevas, caí en la cuenta, voy a tener que hacer cajas, para poder transportarlas sin peligro de golpes.
Una de las mañanas de Junio, (van ... lentas las entradas!!!) más o menos en la época de los antifaces, dije: - lo único que me puede salvar, es conseguir cajas bien grandes, y sobre todo nuevas.
Con esa idea en mi cabeza, pensando en unas cajas gigantes que suelen sacar unos vecinos, salí de casa rumbo a la librería, a comprar no me acuerdo que cosa.
En cuestión de pasos: Increíble! había un camión, y una pila de cajas enormes.
La sensación fué: - mis cajas!!!!!
me acerqué y pregunté si me podía llevar alguna, uno de los muchachos, me miró medio raro, me parece que no entendía que me pasaba, y me dijo: -si, nosotros las vamos a tirar. Volví a casa, cargando la caja, muerta de risa, toqué timbre, para que mi marido salga a darme una mano. También me miró raro y me preguntó: -¿ Y eso?, que estás haciendo?
Yo: -¡¡¡¡ Conseguí cajas, las voy a necesitar para las cosas nuevas!!
Era el momento justo: cerraba la puerta y no me dejaba entrar, ó me acompañaba a buscar más!
Esta imágen cuentan el final, besos, Sonia.